La venta del avión presidencial de México finalmente se concretó, pero no fue un buen negocio para el país. Durante cuatro años y medio, la administración utilizó el tema del avión como una bandera política contra el neoliberalismo y prometió venderlo para apoyar los programas sociales, pero la venta nunca se materializó y los costos de mantenimiento y renta del hangar en Estados Unidos se acumularon.
El consultor Pedro Tello opina que la venta del avión en un momento en que la economía mundial no estaba bien fue un error, ya que se vendió por un precio mucho menor al que costó y no se aprovechó adecuadamente. Además, el dinero obtenido no se utilizó para los programas sociales prometidos, sino que se destinó a pagar los costos acumulados del mantenimiento y renta del avión. En lugar de atender a la lógica económica, se tomaron decisiones políticas que resultaron en un costo elevado para el país. Los recursos podrían haberse empleado en áreas prioritarias como salud, educación, combate a la pobreza, construcción e infraestructura.
