La Administración de Control de Drogas (DEA por sus siglas en inglés) descubrió que el líder del Cártel del Golfo, Mario Cárdenas Guillén, El M-1, quien acaba de ser extraditado a Estados Unidos, no solo dirigió a la mencionada organización criminal cuando estaba libre, sino que lo seguía haciendo aun cuando estaba interno en el penal de máxima seguridad del Altiplano, en el Estado de México.
La Administración de Control de Drogas (DEA por sus siglas en inglés) fue la que descubrió que el líder del cártel del Golfo, Mario Cárdenas Guillén, El M-1, quien acaba de ser extraditado a Estados Unidos, no solo dirigió a la mencionada organización criminal cuando estaba libre, sino que lo seguía haciendo aun cuando estaba interno en el penal de máxima seguridad del Altiplano, en el Estado de México.
Las actividades de Mario Cárdenas Guillén incluyeron la importación a gran escala de cargamentos de cocaína del área del Valle del Sur de Texas, al área de Houston.
Derivado del intercambio de información, la Fiscalía General de la República (FGR) comenzó a intervenir comunicaciones y pudo conocer que Mario Alberto Cárdenas Medina, El Betillo, hijo de El M-1, estaba involucrado en el presunto secuestro y tráfico de indocumentados en Tamaulipas, así como en el trasiego de drogas y en la compra de armamento.
Con información de Milenio
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