Max está atrapada. Vecna dice sus últimas palabras antes de matarla. En nuestro mundo, sus amigos buscan desesperados su canción favorita. La voz de Kate le muestra a Max el camino de regreso. Recuerda el amor que la mantiene con vida, el amor que le da fuerzas para un último ataque. Rompe sus ataduras y corre. El mundo rojo se desmorona, mientras los tambores aceleran sus pasos. Regresa. Está a salvo. La canción fue sólo una guía, un escape de la muerte y un camino al amor.
Este 2022 vivimos uno de los regresos más grandes de la historia. Gracias al fenómeno mundial de la serie “Stranger Things”, el tema “Running Up That Hill” de Kate Bush logró lo impensado: llegar al número uno de las listas, más de 30 años después. De hecho, estableció tres récords Guinness: Artista femenina de mayor edad en alcanzar el número uno (con 62 años), tiempo más largo en alcanzar el número 1 desde su lanzamiento (36 años, de 1985 a 2022), y brecha más larga entre dos sencillos en alcanzar el número uno (44 años, desde su anterior sencillo, “Wuthering Heights” en 1978).
¿Pero a qué se debe tanta euforia por esta canción? Si bien la serie de Netflix la trajo de vuelta, fueron las nuevas generaciones quienes la tomaron como suya. A diferencia de otras canciones antiguas viralizadas por Tik Tok, como “Dreams” de Fleetwood Mac, “Running Up That Hill” significó para muchos adolescentes un escape, como Max en la serie.
Jóvenes, incluso su servidor que roza los 30 años, nunca vivimos la década de los ochenta. Suponemos cómo era por las películas, series, música y relatos de nuestros padres. La imaginamos llena de colores neón, peinados estrafalarios, tensión por una guerra nuclear, maquillaje cargado y sintetizadores en cada canción. Vemos con nostalgia una época que jamás conocimos, pero que parece menos peor a la que vivimos, con pandemia e inflación.
“Running Up That Hill” destaca por su propio espíritu. Su título original era “A Deal With God”, un trato con Dios, en el que una mujer y un hombre cambian de cuerpo con el fin de entender al otro. Ser empáticos. Hacer que el amor prevalezca. Correr juntos esa montaña de frustración, azotada por el viento de la duda, al ritmo de tambores firmes a seguir por amor. Un sentimiento tan humano que ni siquiera el tiempo puede apagar.
En 1985, Kate Bush sufrió para publicar esta canción. Su sello discográfico tenía dudas sobre el potencial de la artista, tras el fracaso de su anterior álbum “The Dreaming”. Ella sola produjo “Hounds Of Love”, con determinación, perseverancia y sin sacrificar su creatividad. Demostró que una mujer puede prevalecer en la industria si es fiel a su arte, y a sus sentimientos. Un ejemplo tan necesario y vigente en nuestros días.
Ella misma agradece el gran apoyo a su canción, aunque haya llegado 37 años tarde. Quizá Kate Bush estaba adelantada a su época, pero gracias a su determinación muchos artistas, en especial mujeres, pudieron adentrarse y expresarse mejor en la industria musical. Incluso ahora, tras este gran regreso, no dudo que Bush se convierta en una gran influencia para la próxima generación.
Esas notas ascendentes del Fairlight resonaron a través de décadas de distancia en los oídos de miles de jóvenes, de cuerpo y corazón. Unos volvieron a su adolescencia, y otros descubrieron el neón en la suya. En un mundo polarizado y en perpetua crisis, Kate Bush trajo de nuevo su faro de amor, en busca de empatía.
