2022 termina. El primer año “post-pandemia”, según el sentir de la sociedad, a pesar de que el virus del Covid-19 sigue contagiando de manera silenciosa por el mundo. Las vacunas nos regalaron una “nueva normalidad”, la oportunidad de volver a las calles, de comprar en tiendas, de unirnos en conciertos, de bailar en fiestas, de estar juntos de nuevo.
Björk nos regaló una carta de amor a la tierra en su álbum “Fossora”. Si bien le canta una despedida a su madre recién fallecida, también celebra la gran vida que tuvo. De la misma forma, invita a unirnos de nuevo, como la gran red que tejen los hongos bajo tierra, con una gran mezcla de ritmos que van desde cantos nórdicos hasta beats gabber pseudo-reggaetoneros.
Por otro lado, Florence + the machine en “Dance Fever” recuperó la alegría y el furor de volver estar frente a sus fans. Durante la pandemia, se replanteó qué seguía en su carrera y, sobre todo, para ella como artista. Ahora vuelve a los escenarios para entregarse en total plenitud y contagiar a sus fans con el virus del baile hasta morir en la pista.
Tras nueve años, los Yeah Yeah Yeahs regresaron con “Cool It Down”, una crítica sobre el mundo que dejaremos a las futuras generaciones, pero que aligeran con atisbos de esperanza ante la oportunidad de reformarnos. Karen O y compañía admiran el mundo arder, mientras todos corren hacia la poca agua que queda.
Sin embargo, luego de dos años de encierro, por fin la fiesta puede regresar. Beyoncé trajo con “Renaissance” un setlist especial para la pista de baile; uno que construyó recluida en su casa, añorando las noches en el club. El disco volvió este año con un sonido fresco y renovado para que las nuevas generaciones reconquisten sus pies al ritmo de lentejuelas y trompetas.
El sonido retro acaparó las listas y marcó a artistas que parecían completamente ajenos al disco o dance. Rauw Alejandro con “SATURNO” nos demostró que el reggaetón está experimentando con una infinidad de sonidos y géneros con tal de conquistar, aún más los oídos del mundo entero.
Del mismo modo, Rosalía se instituyó como artista del momento con “Motomami”. Declaró que aún tiene mucho qué presentar, mucho que experimentar y mucho que romper. Con un concepto claro y empoderador, Rosalía marcó el año con una sentencia: nadie podrá detenerla siempre que esté rodeada de sus motamamis.
Pero, sin duda, por segunda vez consecutiva, el artista del año fue Bad Bunny. Con su extenso álbum “Un Verano Sin Ti”, demostró por qué es el cantante más escuchado a nivel internacional. Fiel a sus raíces, llevó el sol del caribe a todos los géneros, gustos y oídos a los que apuntó. Bachata, merengue, techno, indie, chill-out, todo infectado por su flow. Benito fue el amo y señor de las noches, pues ni siquiera un apagón pudo terminar con su fuerza rítmica, carismática y hasta política.
2022 demostró que, en un mundo globalizado e interconectado, las barreras de los géneros poco a poco se destruyen. La música nos une por el sentir de su sonido, más que por el significado de sus palabras. Tras los traumas de una crisis mundial, la música reavivó la alegría de volver a estar juntos. Revivir el tiempo perdido.