23
Desde hace dieciocho años, la expresión «espíritu alemán» encierra una
contradicción entre ambos términos.
24
A fuerza de andar buscando los orígenes acaba uno convirtiéndose en cangrejo.
El historiador mira hacia atrás, y termina creyendo también hacia atrás.
25
El sentirnos felices nos protege incluso de los constipados. ¿Se ha constipado
alguna vez una mujer que supiera que iba bien vestida? ¡Ni aún en el caso de que llevara
poca ropa!
26
Desconfío de todos los sistemáticos y me alejo de ellos. El ansia de sistema
constituye una falta de honradez.
27
A la mujer se le considera profunda. ¿Por qué? Porque en ella jamás se llega al
fondo. La mujer no es ni siquiera superficial.
28
Cuando la mujer tiene virtudes masculinas, hay que salir corriendo; y cuando no
las tiene, es ella la que sale corriendo.
29
«¡Cuánto tenía que remorder la conciencia en otros tiempos!, ¡qué buenos
dientes tenía! ¿Y hoy?, ¿qué es lo que le falta?»; se pregunta un dentista.
30
En pocas ocasiones nos precipitamos una sola vez. A la primera vamos siempre
demasiado lejos; y precisamente por eso nos precipitamos otra vez; sólo que en esta
segunda ocasión nos quedamos demasiado cortos.
31
El gusano se enrosca cuando le pisan. Esto es una medida inteligente, pues de
esa forma reduce las posibilidades de que le vuelvan a pisar. En el lenguaje moral, a eso
se le llama humildad.
32
Hay un odio a la mentira y al disimulo que nace de un concepto irritable del
honor; y hay un odio parecido que nace de la cobardía, por el hecho de que un
mandamiento de Dios prohíbe la mentira. Se es demasiado cobarde para mentir…
33
¡Qué poco basta para ser feliz! El sonido de una gaita resulta suficiente. Sin
música la vida sería un error. El alemán se imagina que hasta Dios canta canciones.
34
«No podemos pensar ni escribir como no nos sentemos» (G. Flaubert). ¡Te he
pescado, nihilista! Precisamente la carne del trasero sustituye el pecado contra el
espíritu santo. Sólo tienen valor los pensamientos que nos vienen mientras andamos.
35
Hay casos en los que los psicólogos somos como los caballos: nos sentimos
inquietos cuando vemos moverse ante nosotros nuestra propia sombra. El psicólogo
tiene que apartar la vista de sí mismo si quiere conseguir ver algo.
36
¿Qué si los inmoralistas somos nocivos para la virtud? Tan poco como los
anarquistas para los príncipes. Sólo han vuelto a estar bien asentados en sus tronos,
cuando se ha empezado a disparar contra ellos. Moraleja: Hay que disparar contra la
moral.
37
¿Vas corriendo delante de todos? ¿lo haces como pastor o como ser
excepcional? Puede haber un tercer caso: el que corre porque huye… Primer caso de
conciencia.
38
¿Eres sincero o no eres más que un comediante? ¿Eres un representante o eres
eso mismo que representas? En última instancia, puede que no seas más que la
imitación de un comediante… Segundo caso de conciencia.
39
Habla el desengañado: buscaba grandes hombres y no he encontrado nunca más
que monos imitadores de su ideal.
40
¿Eres de los que se quedan mirando, o de los que echan una mano?; ¿o de los
que apartan la vista y se marginan?. .. Tercer caso de conciencia.
41
¿Quieres ir al lado de los demás, andar delante de ellos, o caminar solo? Hay que
saber qué es lo que queremos y el hecho mismo de que queremos. Cuarto caso de
conciencia.
42
Para mí eran escalones; subí por ellos, y para eso tuve que pasar sobre ellos.
Pero se creían que lo que yo quería hacer era descansar en ellos.
43
¿Qué importa que yo tenga razón? Tengo sobrada razón. Y el que hoy más se ríe,
será también el que se ría al final.
44
Fórmula de mi felicidad: un sí, un no, una línea recta, una meta…