Manchester United fichó a Memphis Depay en el 2015. Fue un bombazo y una esperanza porque el delantero apenas tenía 21 años pintaba para romperla y el club inglés pagó un dineral por un futbolista tan joven. La operación se cerró por 34 millones de euros por un futbolista que había tenido una buena temporada en el PSV Eindhoven. Van Gaal, entrenador por aquel entonces del United, se había empeñado en él.
Pero en Mánchester paso sin pena ni gloria. Se fue al Lyon por la mitad de dinero que habían pagado los ingleses dos años antes al PSV. En Francia el delantero recuperó la sonrisa. Comenzó a demostrar su calidad y el Barcelona puso los ojos en él. Básicamente otro holandés, Ronald Koeman, cuando se sentó en el banquillo azulgrana. Durante su primer año, la operación no pudo realizarse porque el Barcelona no tenía el dinero suficiente para comprarlo. La crisis económica ya azotaba al Camp Nou. Este verano sí. Memphis quedaba libre y Koeman seguía apostando por él. Además, el delantero estaba dispuesto a aceptar las duras condiciones económicas que marcaba el Barcelona.
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Para Memphis Depay fue frustrante salir de Manchester United por la puerta de atrás. En Barcelona saben que esa frustración puede convertirse en la mejor motivación cuando llega esa segunda oportunidad en otro grande como es en este caso el Barcelona. Y de momento, funciona.
El futbolista realizó un partido muy completo en su presentación oficial en el Camp Nou ante la Real Sociedad. Es cierto que le faltó el gol, pero dio una excelente asistencia a Piqué en el tanto que abrió la cuenta del Barcelona. Además, se le vio muy implicado con el equipo, trabajando muy fuerte tanto en ataque como en defensa. Con la ausencia de Messi, puede convertirse en el jugador clave del ataque azulgrana.