Mbappé y Benzema volvieron a estrellarse ante la portería rival y fue Griezmann quien puso el gol para llevarse el empate en la segunda parte tras recoger un balón que quedó muerto en el área. Así las cosas, Hungría se agarra como puede al sueño de los octavos y Francia se jugará probablemente con Portugal su pase. evitó males mayores con un gol que puso las tablas en el marcador del Puskas Arena y que deja el grupo de la muerte más abierto si cabe. Hungría, en medio de un ambiente infernal y con un calor sofocante, no defraudó ante los 55.000 espectadores. Logró sacar petróleo en el primer tiempo, en el que supo aguantar el empuje francés, y en el minuto 45, se puso por delante en una contra muy bien trenzada con un tanto de Fiola.
Hungría esperaba un zarpazo, pero solo un tiro lejano entre los tres palos hasta el gol. Pero casi al final, Fiola, tras una espectacular combinación con Sallai, se plantó ante Lloris en un despiste de los galos para batirle con sangre fría. No es fácil de explicar cómo se fue ganando Hungría al descanso. Con un tanto ya en el 45, cuando más duele, y encima con la solana que caía sobre el verde. Pero sí, el Ferenc Puskas rugía como no lo había hecho antes, porque salvo en los primeros minutos en los que a Francia le costó frenar el ímpetu de los locales, con una grada enfervorecida, el primer tiempo fue en realidad un monólogo.
El delantero del PSG pudo marcar de cabeza y firmó un control en el área espectacular para servir después de primeras a Karim, pero este en su remate, tal como venía la pelota y con todo a favor, mandó el tiro rozando el palo. Francia debió adelantarse en el marcador, sobre todo en una ocasión clarísima de Benzema, que para este partido hizo más de nueve. Deschamps cambió el dibujo del tridente, metió a Griezmann más a la derecha y Mbappé a la izquierda. Y era Pogba quien buscaba más enlazar con los de arriba.
Griezmann marcó tras un rechace de Gulacsi a los 13 minutos, pero estaba en fuera de juego. Entre el calor, la euforia local y el cerrojo de Hungría, el primer tiempo se embarullaba. Adam Szalai tuvo que retirarse por un golpe en la cabeza para dejar su sitio a Nikolic y la pelota corría poco.
Karim no estaba cómodo tan fijo entre los centrales de Hungría, Mbappé dejó por su parte otra jugada endiablada dentro del área, una maniobra en un palmo de terreno, para dejar luego un tiro cruzado que se fue fuera.
Francia tuvo que estirarse y los locales encontraban más espacios para correr y salir a la contra. Y lo hacían bien. Sallai incordiaba, Nagy y Nego sacaban la pelota con criterio y la grada enloquecía. Empezaba otra partido por tanto, en la segunda parte. Hungría, en lugar de guardar la ropa con la renta, se vino arriba. Tenía el partido donde quería.
En Francia, Pogba tomó las riendas. Se nota que es el líder de este equipo. Y a los 66 minutos por fin el fondo de la afición gala rugía. Mbappé controló dentro del área, sacó un centro, el balón quedó muerto y ahí apareció Griezmann para marcar. Ya había entrado Dembelé por Rabiot, muy apagado, y ya en el 58 mandó un disparo a la madera el azulgrana. Francia mordía más y el gol hacía justicia.