En una noticia que ha sacudido los mercados financieros, Fitch Ratings anunció la baja de la calificación crediticia de Estados Unidos desde AAA, la nota más alta posible, a AA+. Esta medida refleja el deterioro fiscal previsto para los próximos tres años y la creciente carga de deuda de las administraciones públicas. Aunque el Presidente Joe Biden firmó el proyecto de ley sobre el techo de la deuda, Fitch argumenta que ha habido un deterioro constante en los estándares de gobernanza durante las últimas dos décadas, lo que ha socavado la confianza en la gestión fiscal.
Fitch también destaca el creciente déficit del Gobierno general, que se prevé aumentará a 6.3 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en 2023. Aunque se han implementado recortes al gasto discrecional no relacionado con la Defensa, estos solo ofrecen una modesta mejora a la perspectiva fiscal a mediano plazo. La agencia advierte que una combinación de condiciones crediticias más estrictas, debilitamiento de la inversión empresarial y una desaceleración en el consumo podría llevar a una recesión «suave» en la economía estadounidense en el cuarto trimestre de 2023 y el primer trimestre del próximo año.
Es la segunda vez en la historia del país que se reduce su calificación crediticia. En 2011, Standard & Poors le quitó a Estados Unidos su preciada calificación AAA, también citando las divisiones partidistas como una razón que dificultaba el control del gasto y los impuestos. Aunque los costos de endeudamiento han sido relativamente bajos debido al tamaño de la economía estadounidense y la estabilidad histórica del Gobierno, esta decisión de Fitch podría tener repercusiones en los mercados internacionales.