El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha tildado al expresidente Felipe Calderón Hinojosa de tener un perfil «extremista» y ser uno de los políticos «más reaccionarios y autoritarios» del país. En su más reciente obra, titulada «¡Gracias!» y publicada por Editorial Planeta, López Obrador analiza cómo la ausencia de principios y un «fanatismo conservador» pueden impulsar a líderes poderosos a adoptar medidas represivas, movidos por un «odio enfermizo» para imponer orden de manera «inhumana y cruel», características que, según él, definen a Calderón.
López Obrador acusa al exmandatario michoacano de haber causado «una gran tragedia» en México al declarar la guerra al narcotráfico sin previamente abordar las causas profundas de la pobreza y el desamparo juvenil. Dentro de este contexto, señala a Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad durante el mandato de Calderón y considerado su mano derecha, quien recientemente fue condenado en Estados Unidos por delitos de asociación delictiva y otros cargos graves vinculados al narcotráfico y la violencia.
El presidente expone que García Luna inició su carrera en el extinto Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) desde el gobierno de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), alcanzando la subdirección de operaciones de esta «misteriosa institución». López Obrador relata un episodio específico en el que García Luna, durante su gestión, viajó a Tijuana y ordenó la liberación de un individuo del CISEN acusado de participar en el asesinato de Luis Donaldo Colosio.
A pesar de las severas críticas, López Obrador reflexiona sobre si Calderón estaba consciente de las consecuencias de su guerra contra el narcotráfico y cuestiona la posibilidad de que el expresidente haya participado deliberada o directamente en actos criminales. Este análisis forma parte de las revelaciones y posturas del actual presidente en su libro, donde expone su visión sobre la política y los políticos mexicanos.