Adam Levine incendia el Foro Sol

Foto: Germán Esponisa / EL UNIVERSAL

Dos años y una pandemia después, Maroon 5 regresó al Foro Sol de la Ciudad de México para abrir su gira Latinoamericana que promociona su más reciente álbum «Jordi», lanzado en junio de 2021.

Saquemos esto de una vez, es cierto, Maroon 5 no llenó el recinto, por más promociones 2×1 que se mantuvieron por semanas ni por las varias estaciones de radio y empresas que regalaron boletos, a veces solo por decir tu nombre. En redes sociales difundieron fotos de zonas vacías y otros los compararon al público con las presentaciones «sold out» de Coldplay; la mayoría atribuye esta falta de interés por la experiencia que tuvieron en la última vez que vinieron a la CDMX, la que calificaron de floja y aburrida… ahora, no fue tan diferente.

Un bombo fuerte y guitarras duras marcan el paso. Un silbido sampleado anticipa la llegada del ídolo. El reflector se enciende y aparece frente a la multitud, con una chamarra negra, jeans ajustados y una camisa abotonada, Adam Levine. Canta y baila como su maestro, Mick Jagger, eso nadie se lo puede negar. Sabe qué movimientos hacer, dónde poner sus manos, cuando guiñar, cómo mirar al público y cómo hacer gritar hasta el guardia de seguridad, solo con una sonrisa. Sabe que hay fuego en su vientre, pero no lo sacará hasta la última canción… en mientras, solo provoca y juega con cada espectador.

Sin pausas, sin discursos, tal cual ligan su setlist… dos tres compases y ya tienes la siguiente canción en tu cara. Salvo un «¿cómo están?» y un «qué gusto volver a verlos», Adam solo se limita a dar lo que pide el público: su cuerpo… ah sí, también su voz. Como «Animals» todos lo cazan con sus ojos y aullan por su líder de manada.

A diferencia de Coldplay, Maroon 5 no pretende hacer un gran show lleno de luces, escenografía, pirotecnia, ni cercanía con el público; todo se concentra en su deleite visual (que saben y usan sin tapujos) llamado Adam Levine. Saben que con cada botón que se desabrocha, media ciudad quedará sorda por los gritos de mujeres y hombres babeantes dentro del Foro.

No podemos hacer menos a los demás integrantes de la banda: son la leña que mantiene encendido el fuego Adam. Sin embargo, en la mayoría de las canciones funcionan más como un grupo de acompañamiento, como si fuera Luis Miguel y su orquesta. Hace mucho tiempo que dejaron de trabajar como una banda y es más notorio en vivo que están bajo la batuta de Levine, por ello saben que el público desea escuchar los sencillos de su muñeco de acción favorito, uno que han admirado por 20 años.

Así es, 20 años 20 éxitos (así debería llamarse la gira). Cada álbum ha tenido por lo menos dos hits, y todos fueron gritados anoche. Desde «This Love», pasando por «Makes Me Wonder», «Maps» y «One More Night», hasta llegar a «Lost». Cada una es muestra de un estilo específico y un momento distinto en la historia de la banda. Adam se entrega en cada una de sus canciones, las goza y lo sentimos, aunque no siempre formemos parte de esa conexión. No se puede tocar, solo ver.

Ver, ver, ver. Sale la chamarra, un grito. Vuela un botón, mil gritos. Muere la camisa, revive el público. El gran final: caramelo en los ojos del público… y «Sugar» en sus oídos. Se logró. Después del orgasmo, ya todos pueden ir satisfechos a casa.

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