Corría el 1 de diciembre de 1982, cuando la crisis económica agravada por la caída en los precios del petróleo obligó al entonces presidente de México, José López Portillo a anunciar, desde la tribuna de San Lázaro y en el marco de su último informe de gobierno, la nacionalización de la banca, como una solución a la crisis.
Entre lágrimas, el priista pidió perdón a los pobres por la difícil situación.
Años después, y pese a comprobarse que el gobierno mexicano fracasó con la nacionalización de la banca, el presidente López Obrador, asegura que su gobierno necesita un banco y su objetivo, asegura, es hacerse de Banamex, banco que ya se anunció, no será vendido de manera directa, sino a través del mercado de valores, pero bien sabemos que AMLO es paciente y sobretodo persistente.