A lo largo de la historia y hasta la actualidad, las expropiaciones han sido utilizadas por el Estado mexicano como un instrumento para promover el desarrollo. Desde la reforma agraria y la nacionalización del petróleo, la banca y los ingenios azucareros, hasta casos más recientes como la expropiación de Ferrosur, bajo un decreto del presidente López Obrador, quien insiste en que se trata de un rescate de la concesión en lugar de una expropiación.