Bugambilias crecen por sobre las vallas. El sol abraza las hojas y el agua reaviva la tierra que tocan los pies descalzos. Un jardín que, con su debido cuidado, crece por entre las venas y florece sobre la piel.
Natalia Lafourcade comparte su jardín interior en su nuevo álbum “De Todas las Flores”, cuyas 12 canciones compuso durante la gran pausa de la pandemia. De vuelta en su natal Veracruz, la artista se tomó un respiro para redescubrir la llama y el llamado interno a crear música, sin género, sin tapujos, sin esquemas, sólo con amor, por lo que fue, lo que es y será.
Producido de forma análoga junto al músico franco-mexicano, Adán Jodorowsky, y un grupo de músicos excelsos, se escucha desnuda la voz de Natalia; que viene y va, que desgarra y sacude. En “De todas las flores”, escuchamos los recuerdos de un amor perdido, abrazados por un coro de remembranza al son de bossa-nova. Así, Natalia expande su sonido más allá del pop, con el fin de construir un mundo nuevo de música.
Un universo sin estructuras ni género. En “Mi manera de querer”, Natalia recita y proclama por el amor sin etiquetas ni nombres, sólo como debería ser: pura luz, de la cabeza a los pies. Con una samba celebra este amor libre, que vive y alimenta con tambores los tallos de las flores nuevas.
Este disco principalmente es un canto de sanación, en todas sus expresiones. Natalia arrulla al “Pajarito Colibrí” de alas rotas entre sus manos, para que cada palabra sea un bálsamo en las heridas.
Mientras que, en “María la Curandera”, interpreta un poema de María Sabina a ritmo de cumbia, donde empodera su espiritualidad más primitiva, más suya, más nuestra, para bailar y sudar las penas. Que se vuelvan polvo los dolores con la medicina de tu amor.
La pandemia también afectó a Natalia, y son estas canciones un diario de sus reflexiones. En “El lugar correcto”, habla a un amor (ella misma), para avisarle que debe regresar al jardín de su alma para sanar las flores marchitas. Entre cuerdas y guitarras, reafirma que “el ahora” es el momento ideal para ser, pues el tiempo se escapa como viento en cada suspiro, sin aviso del final.
Un final que puede llegar entre risas, truenos y fiestas. Natalia recita su agradecimiento a la “Muerte”, pues, más que tristeza, es la principal razón para seguir disfrutando la vida, para deslumbrarse con cada pequeño detalle que roza los ojos y la piel. Sin perder velocidad, la salsa crece hasta explotar en una gran algarabía de trompetas burlonas, guitarras agonizantes y pianos solemnes, hasta que Natalia suelta su último aliento.
Natalia Lafourcade se recluyó para cuidar las flores de su corazón, buscar equilibrio, paz, y, sobre todo, sanar. “De todas las flores” es un compendio de cantos que llevarán de la mano a quien lo necesite en su propio camino de autorreflexión y renacimiento. En cada pecho crece un jardín, muchas veces marchito por amargura y tristeza; depende de cada uno cuidarlo con cariño, cantando, como Natalia, a todas las flores.

TRACKLIST
- Vine solita
- De todas las flores
- Pasa los días
- Llévame viento
- El lugar correcto
- Pajarito colibrí
- María la Curandera
- Caminar bonito
- Mi manera de querer
- Muerte
- Canta la arena
- Que te vaya bonito