Una nave propulsada por un cometa de luz regresó a la Ciudad de México después de seis años. Una nave bautizada Coldplay y comandada por Chris Martin, Johnny Buckland, Guy Berryman y Will Champion.
Truenan los propulsores con fuerza, retumba el Foro Sol, todos los aliens brillan al son de su primer mensaje: «Todos tienen un poder superior y realmente nos quieren conocer»; elevarnos y unirnos hacia el infinito.
Coldplay nos trae un mensaje de amor y paz, hacia los demás, hacia el mundo y hacia el ambiente. Nos recuerdan que este pequeño punto azul merece nuestro amor, y se lo podemos demostrar con pequeñas acciones, desde usar menos plásticos y optar por energías renovables.
“¡Bienvenidos!”, Chris recibe a toda esta nueva tripulación a la nave; se preocupa de que cada uno esté bien y disfrute esta experiencia, que cada uno brinque y baile, como estrellas que pulsan a millones de años luz, pero todas sobre el mismo cielo.
Pero al final, aliens o no, somos humanos, con hermosos defectos y cualidades, que nos llevan a caernos… y regresar al principio. En reversa, dos veces. Chris acepta un pequeño error, responsable con su tripulación, reinicia “Viva la vida”, y todos corean con aún más fuerza…
Somos humanos, aliens quizá para alguien más en el espacio profundo, pero son nuestros corazones, que laten por sus propios deseos, emociones y alegrías, los que nos marcan y distinguen. Chris nos hace sentir parte de la misma nave y de la misma especie, aunque no escuchemos, no veamos, no caminemos o simplemente amemos distinto. Somos “the People of the Pride”.
Chris recibe a todos, lo ha hecho por poco más de 20 años. Si bien su sonido ha evolucionado, siempre podemos encontrar un dejo de nostalgia y un mensaje esperanzador: palabras que levantan adultos mayores y motivan a los más pequeños, como la niña que se elevó al escenario entre lágrimas. En definitiva, su mejor cumpleaños… hasta ahora.
Antes de partir, Chris se mete entre su tripulación; los saluda, los aplaude, los reconoce y se une. Ante todos, declara su Amor Eterno a los mariachis, la música, los lugares… a la Ciudad y a México.
Chris, Johnny, Guy y Will agradecen la calidez y el amor que han recibido. Despegan y prometen regresar, porque ya no son aliens, son humanos y son mexicanos.