Real Madrid vence 2-1 al FC Barcelona en el Camp Nou

David Alaba marcó el primer gol del Real Madrid

La zurda de David Alaba desniveló un Clásico controlado por el Real Madrid, superior a un Barça deprimido, aunque le costó cerrarlo hasta la prolongación con una contra coronada por Lucas. El estadio que fue un imposible para los blancos durante casi dos décadas volvió a imponerse, esta vez a un equipo azulgrana en evidente decadencia. No es cuestión de extrañar a los que no están, sino de mirar a lo que hay, y el Barça está lejísimos de la excelencia. Malos tiempos para la Lírica.

Un Clásico a estadio repleto es un espectáculo inigualable, convirtiendo un partido discreto en una prueba de resistencia cardíaca. Sólo con meter intensidad, el Barça encendió el Camp Nou de salida, reviviendo viejas sensaciones. Koeman repitió con Dest como falso extremo y Mingueza en el falso lateral diestro. El empuje de Gavi en la presión, sorprendente la madurez del chico en su primer Clásico, instaló a los azulgranas en cambio contrario, algo con lo que contaba el Madrid. La alineación de Ancelotti fue idéntica a la que goleó en Kiev. No toques lo que funciona. Y como en Ucrania, priorizó no cometer errores de salida y buscar a la contra el fallo del rival.

Costó salir al Madrid en el arranque, y cuando lo hizo fue por la ruta esperada, el balón largo al extremo izquierdo para Vinicius. El brasileño, inspirado, abusó de Mingueza. Le hizo un caño antes de ser interceptado por el propio lateral con la cadera. Poca cosa para pitar penalti, aunque por menos se han señalado. En esta misma jornada. La amenaza de Vini era latente, especialmente en las contras.

Todo habría sido distinto si Dest hubiera embocado la oportunidad más clara del primer acto. Memphis, el atacante más activo, centró desde la izquierda, Ansu la dejó muerta al intentar controlar y Serginho, con todo a favor, remató arriba. Cuando se comenta el bajón de calidad en El Clásico es por un lance como este. En cambio, la respuesta del Madrid recordó a otros tiempos. A aquel Madrid de Mourinho al galope, por ejemplo.

Alaba robó en el balcón de su área a Memphis, abrió a Vinicius y echó a correr. Vini escapó de Mingueza con sencillez, cruzó a Rodrygo en el otro extremo, Benzema arrastró al medio a su central y Alaba apareció por el lado ciego. Controló el austriaco, ajustó la mira y colocó un zurdazo imponente, junto al palo. El golazo no alteró el pulso del partido. El Barça mantuvo su intención ofensiva y el Madrid se protegió a la espera de la contra. Piqué, en un cabezazo cruzado, y Ansu Fati, en una buena maniobra taponada entre Militao y Alaba, pudieron igualar, aunque también pudieron sufrir castigo mayor en otra llegada que voleó Kroos y taponó la zaga.

De perdidos al río, Koeman retiró a Mingueza tras el descanso y metió a Coutinho. El brasileño estiró a su equipo, que tuvo más presencia en área contraria. Memphis le dejó un balón en área que corrigieron los centrales. En ese intento por igualar, el Barça abrió espacios entre líneas, una invitación para que el Madrid rematara la contienda. Y no lo hizo. Mira que Modric se activó para desnivelar, pero faltó contundencia y continuidad. Primero abrió una buena opción a Rodrygo quien, solo, remató blando. El croata obligó a Eric García a intervenir en un zurdazo y, a continuación, sirvió de espaldas un sombrero exquisito que Benzema, de volea, estrelló en el cuerpo de Ter Stegen. Se esperaba que el francés reclamara el trono en El Clásico, y no brilló como en otros. Tres intentos, agua. Partido abierto en el tramo final.

El decepcionante partido de De Jong, puede que lesionado, obligó a su cambio. Entraron Agüero y Sergi Roberto para el último asalto. Ancelotti, tan activo con los cambios en otras tardes, sólo metió a Valverde por Rodrygo y protegerse con cuatro centrocampistas. Es verdad que ocurrían pocas cosas, pero daba la sensación de que el Madrid perdía la oportunidad de dar un golpe de autoridad.

En la prolongación llegó la sentencia, tras una jugada repleta de errores de infantiles, incluido un penalti que reclamó Piqué sin que ocurriera nada grave, que mejoró Lucas Vázquez. Él sirvió un pase excelente para la carrera de Asensio, y él persiguió la jugada para aprovechar el rechace de Ter Stegen. Notable el gallego. Y aunque descontó el Kun tres minutos después, no había espacio para la reacción. El Real Madrid se llevó el Clásico con justicia, porque es más hoy por hoy que su rival, pero aún está lejos de su mejor versión. El Barça queda a distancia sideral de la cabeza de la Liga. Esto es lo que hay.

Con información de MARCA