Si lo sabes, lo evitas. Breve mapa de la idiotez

Oscar Wilde dijo que es mejor no discutir con un idiota, porque te lleva a su nivel y luego te golpea con experiencia. Muy sabio pero hoy en día el idiota está organizado en batallones que se forman y se deshacen en las legiones de las redes sociales. Uno vale uno, como dijo hoy un movimiento político en la avenida del ocaso, pero ahora el todos contra uno es más de actualidad, donde uno también puede ser parte de todos, antes de que llegue su turno. Entonces el idiota te pega con el número, y todos somos responsables de la estupidez por una publicación equivocada o media palabra de más.

El libro de Ricardo Moreno Castillo, Breve tratado sobre la estupidez humana, es un antídoto necesario, ayuda a desenmascarar al verdadero tonto. Sobre todo, el idiota políticamente correcto, con su copa de champaña en la mano, inicia una batalla quizás justa y la transforma en testimonio de imbecilidad. Aquí se desborda el feminismo y se pone en riesgo la gramática, a la que considera un prejuicio burgués y sobre todo patriarcal. Aquí está el antirracista que crea vallas cada vez más altas, enfatizando constantemente el color de la piel, incluso cuando nada tiene que ver con eso. Aquí está el abanderado de la cultura de cancelación, que aplica aproximadamente las categorías del presente al pasado. Aquí está el ecologista que sostiene la necesidad de poner a todas las especies al mismo nivel, hombre y mosquito, hombre y, ¿por qué no ?, una planta.

Por supuesto, hay otros libros esclarecedores sobre el tema. Por ejemplo, Allegro ma non molto (il Mulino) del economista Carlo M. Cipolla en el que se destacan las leyes fundamentales de la estupidez. Primero: «cada uno de nosotros subestima el número de individuos estúpidos que hay alrededor». Segundo: «la probabilidad de que una determinada persona sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de la propia persona». Tercero: «una persona estúpida es una persona que causa daño a otra persona o grupo de personas sin al mismo tiempo darse cuenta de ninguna ventaja para sí mismo o incluso sufrir una pérdida». Cuarto: «la gente que no es estúpida siempre subestima el potencial dañino de la gente estúpida». Quinto: «la persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa que existe».

Flaubert era un especialista en estupideces, no sólo estúpidos son los protagonistas de su más bella novela, Bouvard y Pécuchet; el escritor francés también ha elaborado un Diccionario de lugares comunes (Adelphi) donde recoge tópicos, casi siempre un signo de imbecilidad. Aquí entonces, por ejemplo, está el egoísmo: «Quéjate de lo ajeno y no veas lo tuyo»; Inmoralidad: «Esta palabra, bien pronunciada, eleva a quienes la emplean»; Mar: «No tiene fondo. Imagen del infinito. Trae grandes pensamientos. En la orilla del mar siempre debes tener un telescopio. Cuando lo mires, di siempre: ¡Cuánta agua! ».